Por eso no hay que fumar...

Este cuento pertenece a Enrique Anderson Imbert, un escritor muy famoso que también escribió estudios sobre literatura.
El cuento es muy cortito así que no pueden dejar de leerlo... ni de asustarse por lo que les puede pasar...  

 
EL CIGARRILLO

 
EL NUEVO CIGARRERO -flaco, astuto- lo miró burlonamente al venderle el atado.

Juan entró en su cuarto, se tendió en la oscuridad y encendió en la boca un cigarrillo.

Se sintió furiosamente chupado. No pudo resistir. El cigarro lo fue fumando con violencia; y lanzaba espantosas bocanadas de pedazos de hombre convertidos en humo.

Encima de la cama el cuerpo se le fue desmoronando en ceniza, desde los pies, mientras la habitación se llenaba de nubes violáceas.


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