En San Pedro nace el sol,
en Santa Clara, luna;
y en el río San Francisco,
nacen mozas de la espuma.
Yo ya estuve en Maimará,
pero no me acuerdo cuando;
si era en tiempos de cantar
o en tiempos de andar llorando.
Mi caballo es caballero
y comprende mi querer
si te visito de noche
llega en puntitas de pies.
Aunque la pena me apena
yo nunca me quejaré.
Cuando se vaya la pena
¡Ay, que sólo quedaré!
En la punta de aquél cerro
tengo un puñal escondido
para matar mis recuerdos
o dar fin a mis olvidos.
-¡ Qué lindas coplas, señora,
pero el que canta, qué fiero!
Póngale silla a las coplas
y que se vaya el coplero.
Autor: Martín Raúl Galán, Carne de tierra- 1.952
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